Cómo terminé viviendo en San Francisco
El siguiente mes cambiaré mi vida de manera radical. Seré el empleado número cinco de un startup que está trabajando duro en lanzar su producto, y empezaré a vivir en San Francisco.
Este post, más que una guía paso a paso de cómo irse a vivir allá, es una lista de cosas que he aprendido en el camino de lograrlo.
Como a muchos geeks que crecieron pegados al internet, en algún punto después de leer acerca de todo lo que pasa en Silicon Valley, me entró la pregunta, ¿qué pasaría si en vez de leer sobre todo lo que pasa, me vuelvo parte de eso?
Esto estuvo rondando mi cabeza varios días. Fue hace más o menos tres años que entré a Monster.com, donde yo suponía que las empresas buscaban programadores y decidí de inmediato que tenía que aprender Ruby on Rails, dejar Java de lado y afinar mi inglés.
Dime con quién andas…
Jamás hubiera llegado a este punto si no fuera por los amigos que encontré en el último año. A veces, te das cuenta de qué eres capaz hasta que alguien te lo confirma.
Están los que creyeron que tengo talento, los que me obligaron a pulirlo, los que me tentaron a viajar por primera vez, la que casi me obligó a cruzar Estados Unidos, los que trabajaron conmigo en todo tipo de proyectos y el que me dijo “ya estás listo”.
No se puede explicar haber crecido tanto como persona en un año sin todos ellos.
La visa no es difícil
Gracias al tratado de libre comercio de México, Estados Unidos y Canadá (también conocido como TLCAN), hay una lista de profesiones que son elegibles para una visa TN. Es una visa para trabajo temporal –de hasta un año– que es la forma más fácil de trabajar legalmente para una empresa en Estados Unidos.
El proceso, en mi caso, duró una semana y sólo necesité mi cédula profesional y una carta de la empresa que me contrata.
Casi todos contratan
Una conferencia en San Francisco en Septiembre me abrió los ojos. Muchas empresas, incluso muchas que asumí que tenían filas de personas interesadas en trabajar, habían pagado patrocinios caros y llevado regalos con el único objetivo de caer bien y tratar de conocer personas que quisieran trabajar con ellas.
Y cuando me acercaba a platicar me di cuenta que el set de habilidades que querían, casi desesperadamente, no era muy diferente al mío. Un par me invitaron a aplicar. En ese momento mi startup tenía mi atención absoluta, pero tomé una nota mental.
Pero tampoco es de llegar y ya
Mi startup falló en Diciembre. Inmediatamente empecé a pensar en qué seguía para mí. Muchas consultas con la almohada, con amigos y personas que respeto después; me animé, renuncié a mi trabajo y en Marzo compré un vuelo con mis ahorros, tomé la palabra del amigo que me había ofrecido quedarme en su departamento y fui a buscar trabajo.
Llevaba meses puliendo mi Github y LinkedIn, pidiendo feedback y encontrando qué partes de lo que he hecho son más interesantes para una entrevista. Esto será fácil, me repetía.
Apliqué a no menos de 10 empresas el primer día. Por la tarde me senté a checar mails, y entonces… nada. “We have read your background and decided that currently we have not a suitable position we can offer to you”, leí la única respuesta que había recibido.
La primera semana pasó sin mucha gloria. Fui a entrevistas de las que salí no tan convencido de que ya estaba listo. Empecé a racionalizar la idea de regresar con las manos vacías. “We are sorry, but the timing is not right for us to have you join our team. We wish you luck in your job search”.
Y del lugar más inesperado, un sospechoso correo. Hey, somebody told us you are a frontend developer and are looking for a job, would you like to come and chat about it?. Y entonces pasó lo que me habían contado: rockeas en la entrevista, platicas con todos en la empresa, los sorprendes, te sorprenden y en menos de una semana te llaman para hacerte una oferta.
Mil gracias a Rocío por revisar y corregir el estilo